LUNA TRISTÁ, 1980. La Habana. Cuba
«By photographing a wide diversity of identities and bodies—especially those that deviate from traditional standards—I not only question conventional representations of eroticism but also explore new ways of visualization that embrace diversity. The female body, beyond its physical dimension, transforms into a territory of resistance, empowerment, and reclamation. Through my photographs, I not only challenge conventional representations of eroticism but also propose a new way of seeing and feeling the female body, freeing it from the discourses that attempt to define how women and their figures should be perceived in society.
My approach goes beyond the limits of traditional eroticism, which is often encapsulated in hegemonic norms and restrictive patterns regarding how bodies should look and behave in sexual contexts. Through my work, I challenge standardized representations, highlighting the ways in which eroticism has been codified and censored, particularly from a patriarchal and conservative perspective. The erotic, often romanticized and aestheticized, becomes problematic when it is confined to a vision that excludes the plural realities of sexuality.
My work seeks to destabilize these narratives; it not only provides a more authentic and diverse representation of sexuality but also confronts and deconstructs the social impositions that limit and constrain the representation of women.»
In her career as a photographer, it is worth mentioning her participation in the REINA SOFÍA ART MUSEUM, the BURGOS CONTEMPORARY ART CENTER, and the PALACIO DEL INFANTADO, curated by the collective YOEXPONGO. She has exhibited in well-known Spanish galleries such as the TAGOMAGO gallery, H20, MUTUO, and the FOTO COLECTANIA FOUNDATION. Her work has been displayed at various national and international art fairs, including the MIA MILAN IMAGE ART FAIR, MADRID FOTO, the REVELA-T Analog Photography Festival, SWAB FAIR, FUORI SALONE, LA FABBRICA DEL VAPORE in Milan, and PARIS PHOTO.
She currently lives and develops her work in Barcelona.
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«Al fotografiar una amplia diversidad de identidades y cuerpos –especialmente aquellos que se desvían de los estándares tradicionales–, no solo cuestiono las representaciones convencionales del erotismo, sino que también exploro nuevas formas de visualización que abrazan la diversidad.
El cuerpo femenino, más allá de su dimensión física, se transforma en un territorio de resistencia, empoderamiento y reivindicación. A través de mis fotografías, no solo cuestiono las representaciones convencionales del erotismo, sino que también propongo una nueva forma de ver y sentir el cuerpo femenino, liberándolo de los discursos que intentan definir cómo debe percibirse a la mujer y su figura en la sociedad.
Mi enfoque va más allá de los límites del erotismo tradicional, que a menudo se encuentra encapsulado en normas hegemónicas y patrones restrictivos sobre cómo deben verse y comportarse los cuerpos en contextos sexuales. A través de mi obra, desafío las representaciones estandarizadas, señalando las formas en que el erotismo ha sido codificado y censurado, especialmente desde un enfoque patriarcal y conservador. El erotismo, a menudo romantizado y estetizado, es problemático cuando se restringe a una visión que excluye las realidades plurales de la sexualidad.
Mi obra busca desestabilizar esas narrativas; no solo proporciona una representación más auténtica y diversa de la sexualidad, sino que también confronta y deconstruye las imposiciones sociales que limitan y constriñen la representación de la mujer.»
Cuando miro la obra de Luna Tristá, tengo la sensación de estar sentada frente a ella, mirándola directamente a los ojos. Veo mujeres, personas anónimas que tengo la sensación de conocer, que me resultan tremendamente familiares.
La fuerza de seducción que poseen sus imágenes radica en la rotunda capacidad con la que se filtran en nuestra propia memoria, evocando sensaciones, trayéndonos al aquí y ahora fragmentos de nosotros mismos. Sensaciones duales, lúgubres y luminosas que se encuentran escondidas en nuestro interior. Ésta es la fisura, la violencia con la que nos hermanamos con su trabajo.
El uso del blanco y negro contribuye al hecho nostálgico de su obra, con el fin de regurgitar un falso pasado. Metáfora del anacronismo en el que vive su Cuba natal. Congelada en una época que no le corresponde.
Sus fotografías son la cartografía emocional de su propia existencia, disparos en los que apunta a mujeres que no conoce. Tomas en las que Luna recorre la escena en busca de ésa identificación con lo terrible, lo frágil, lo grotesco, lo que rechaza, lo que anhela y lo que ama. Instantes en los que trae a la luz, la profundidad de su propia historia.
Elena Gaztelumendi. 2013.