LUNA TRISTÁ, 1980. La Habana. Cuba
En el año 2008 finaliza los estudios Superiores en fotografía artística en la Escuela Superior Universitaria de Imagen y Diseño, de Barcelona- IDEP.
Su obra reivindica el papel de la mujer en el siglo XXI, es una crítica hacia los cánones impuestos por la sociedad, haciendo de cada disparo una obra social y un análisis reflexivo hacia las temáticas de censura.
Directa y atrevida: “Deseo provocar emociones fuertes.” “Las personas que despiertan mi atención tienen algo de mí. Me autorretrato utilizando el cuerpo de otros.”
En su trabajo la mujer toma la palabra y se manifiesta adoptando una postura revolucionaria, abandonando las reglas estereotipadas y de conducta heteronormativa. Lo que llama “visibilización de la figura de la mujer contemporánea.”
En su trayectoria como fotógrafa cabe mencionar su participación en el MUSEO DE ARTE REINA SOFÍA, el CENTRO DE ARTE CONTEMPORÁNEO DE BURGOS, y el PALACIO DEL INFANTADO comisariado por el colectivo YOEXPONGO, expone en conocidas galerías españolas como la galería TAGOMAGO, H20, MUTUO, y la FUNDACIÒ FOTO COLECTANIA, su obra se ha visto expuesta en diversas ferias de arte a nivel nacional e internacional como el MIA MILAN IMAGE ART FAIR, MADRID FOTO, REVELA-T Festival de Fotografía Analógica, SWAB FAIR, FUORI SALONE, LA FABBRICA DEL VAPORE de Milán, y PARIS PHOTO.
Actualmente vive y desarrolla su obra en Barcelona.
Cuando miro la obra de Luna Tristá, tengo la sensación de estar sentada frente a ella, mirándola directamente a los ojos. Veo mujeres, personas anónimas que tengo la sensación de conocer, que me resultan tremendamente familiares.
La fuerza de seducción que poseen sus imágenes radica en la rotunda capacidad con la que se filtran en nuestra propia memoria, evocando sensaciones, trayéndonos al aquí y ahora fragmentos de nosotros mismos. Sensaciones duales, lúgubres y luminosas que se encuentran escondidas en nuestro interior. Ésta es la fisura, la violencia con la que nos hermanamos con su trabajo.
El uso del blanco y negro contribuye al hecho nostálgico de su obra, con el fin de regurgitar un falso pasado. Metáfora del anacronismo en el que vive su Cuba natal. Congelada en una época que no le corresponde.
Sus fotografías son la cartografía emocional de su propia existencia, disparos en los que apunta a mujeres que no conoce. Tomas en las que Luna recorre la escena en busca de ésa identificación con lo terrible, lo frágil, lo grotesco, lo que rechaza, lo que anhela y lo que ama. Instantes en los que trae a la luz, la profundidad de su propia historia.
Elena Gaztelumendi. 2013.